viernes, 26 de diciembre de 2008

Amor, Paz, Felicidad, Prosperidad...Vanidad?



























Hace tiempo que la gente elegante ya no envía tarjetas de navidad con la reproducción de un cuadro de Murillo, La Sagrada Familia del pajarito, por ejemplo; o El descanso en la huida a Egipto, de Patinir, mas de mi gusto. Ni siquiera La Adoracion de los Magos, por Velázquez. Eso sería un horror. Ahora, la norma es enviar una foto de los mas pequeños de la familia. Sin son rubios y monos, mejor. El paisaje suele ser la playa, el jardín de casa o de la finca, o incluso la postal de unas vacaciones exóticas. Si los niños no son tan pequeños, no importa, y aunque tengan 16 o 17 años, y la niña luzca un bikini mínimo e insinuante, también se envía una foto de ellos en las ultimas vacaciones en Saint-Barth. Si el niño de 17 años se parece a Zac Efron o Justin Gaston, esas christmas cards se agradecen bastante entre cierto público. Estoy pensando en mí, claro.
Cuando no hay hijos pequeños ni nietos, ni adolescentes en bañador en la familia, se puede recurrir a una exhibicion del patrimonio inmobiliario familiar. Así, a veces, llega algun christmas con la foto de la Finca solariega de la Pedosilla, en Ciudad Real; o la piscina helada de Puerta de Hierro, el año que nevó tanto; o lo bien que florecieron este año los agapantos en Marbella....
Hay fotos de familias españolas que valen millonadas (los nietos de..., los hijos de..., la casita de la piscina de...) pero, por supuesto, no podemos poner ninguna, así que nos tenemos que conformar con las de los americanos, que no conocemos de nada y están cazadas en internet y las que publica el Hola de la Royal Family, en las que, siguiendo la norma, tampoco aparece ningún paisaje nevado ni escena costumbrista, sino la celebración de lo bien que nos va y lo monos que son nuestros niños.